domingo, 25 de enero de 2009

La Transformación es obra del Espíritu Santo

Ezequiel 36:25-27

El domingo pasado hablamos acerca del nuevo nacimiento como requisito fundamental para ser hijo de Dios y gozar de su presencia. Decimos que el Nuevo Nacimiento es un proceso de transformación efectuada por el Espíritu Santo en nuestro ser, de modo que nuestra disposición de corazón, escala de valores, prioridades en la vida, naturaleza, son cambiadas para poder acercarnos a Dios con libertad y tener comunión de espíritu a Espíritu con Él.

Todo este proceso está escrito en Ezequiel 36:25 al 27,

25. Esparciré sobre vosotros agua limpia y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias, y de vuestros ídolos os limpiaré. Esto es perdón de pecados y purificación mediante el lavamiento representado por el agua. Nos habla de un proceso de purificación y santificación.

26. Os daré un corazón nuevo y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros. Corazón nuevo es decir, nos habla de una transformación profunda en nuestro ser que va ha influir en un cambio de nuestras emociones, sentimientos, voluntad. Cambio de espíritu es decir de nuestras actitudes, escala de valores, prioridades, van ha cambiar.
2º Corintios 5:17.

27. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu y haré que andéis en mis estatutos, guardéis mis preceptos y los pongáis por obra. Nos habla de la ayuda divina, constante, nos habla de la morada del Espíritu de Dios en nuestras vidas. Nos habla de comunión intima y personal con Dios Apocalipsis 3:20.

Todo empieza con nuestra voluntad y es necesario hacer para tener compañerismo con Dios, para ser hijos de Dios, y tener comunión con Él. Es decir que Dios nos prepara acá en la tierra para poder vivir con El en el cielo. La vida con Dios empieza en la tierra.

Tenemos una referencia en el Antiguo Testamento en 1º Samuel 10:1-9. Saúl ha salido de su casa en busca de unas asnas. Dios manda al profeta Samuel para que lo unja como rey de Israel. Como Saúl no lo iba a creer, Dios le da señales. Y eso es lo que sucede con muchos de nosotros, cuando nos dice el Señor que nos va ha bendecir no lo creemos. Samuel le da tres señales:
Hallarás dos hombres junto al sepulcro de Raquel los cuales le darán noticias sobre las asnas.
En la encina de Tabor encontrarás tres hombres que suben a Dios en Bethel, ellos te darán dos panes.
Luego entrarás a la ciudad y encontrarás una compañía de profetas, entonces el Espíritu de Jehová vendrá sobre ti con poder y profetizarás con ellos, y serás mudado en otro hombre.
El verso 9 dice: “…le mudó Dios su corazón; y todas estas señales acontecieron en ese día”.
Este es nuestro Dios, el Dios que transforma por medio de su Espíritu con poder, no eres tu con tus fuerzas, habilidades ni propósitos, es el poder sobrenatural de Dios el que te cambia y transforma, tu solo pon tu voluntad, tu obediencia, oído atento a la palabra de Dios y un corazón dispuesto al obrar de Dios.

Si quieres escuchar la voz de Dios dile así: “Dios dame oído atento para escuchar tu voz y te prometo obedecer”. No basta con escuchar y una vez escuchada la voz de Dios analizar si es conveniente o no hacerlo, si es lógico o no, si no me va ha poner en ridículo delante de los demás. Tienes que estar dispuesto a obedecer.

Si quieres ser mudado en otro hombre tienes que pasar por este proceso y en sentido figurado tienes que morir para que Cristo viva a través de ti. Tienes que morir a esos deseos egoístas, tienes que morir al pecado, tienes que morir a tu pasado, “Ya no vivo yo, mas Cristo vive en Mi” Gálatas 2:20.

1º Corintios 6:19 “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios y que no sois vuestros?
Recuerdan el Arca del Pacto, echa de madera envuelta en oro con dos ángeles de oro que apuntaban hacia el centro en la cual se manifestaba la presencia de Dios, inclusive hay una película El Arca perdida, con Indiana Jones, algunos quieren encontrar el Arca del Pacto para tener la presencia de Dios, pero a la luz de este pasaje, tu no necesitas encontrar el Arca del Pacto, tu eres el Arca del pacto, pues siendo templo del Espíritu Santo, en ti está la presencia de Dios.

Ilustración Nº 01:
Desde la Bahía de Nueva York hasta donde comienza el agua profunda se extiende un canal de casi veintiséis kilómetros de largo y sumamente angosto. En años pasados era bastante difícil navegar en el canal cuando había neblina o tempestad. Entonces, alguien ideó el plan de poner un cable, en el fondo del río arenoso, que trasmitiese signos eléctricos a través del agua, guiando así a los barcos a caminar por el centro del canal hasta llegar al mar.

Para el cristiano, el silbo apacible del Espíritu Santo le advierte que no está viviendo en la forma debida para que se vea la semejanza de Cristo en su vida. Tal como la señal eléctrica, el Espíritu Santo nos protege de los bancos de arena del pecado. Cuando nos falta mucho, algunas veces nos desanimamos.

Ilustración Nº 02
Un obrero de la General Motors había tratado de cortar cierto nuevo metal muy duro. Después de repetidos esfuerzos inútiles llevó el metal al administrador general de la corporación, quien era un reconocido ingeniero de automóviles e inventor, y le dijo que no podía cortarlo.
El le preguntó:
-¿Ha usado el diamante para cortar metales?
El trabajador dijo que no; y luego fue a tratar de hacerlo y pudo cortarlo con el diamante.

Entonces el administrador le dijo:
- El metal no es demasiado duro, sino que nuestras herramientas no son suficientemente fuertes.

Cristo sabía que las herramientas de los primeros discípulos no eran lo suficientemente fuertes para hacer el trabajo difícil que él les había asignado. El reconocía que la fortaleza humana no tenía la suficiente potencia para esparcir el evangelio en un mundo hostil. Por eso Cristo había insistido en que sus discípulos esperasen hasta que hubiera venido el Espíritu Santo en el día de Pentecostés, antes de dedicarse a la tarea de obedecer la gran comisión. Fueron preparados para su inmensa tarea por el poder del Espíritu Santo que vino a morar en sus vidas aquel día.

En semejante forma nuestras herramientas humanas son débiles para llevar a cabo el trabajo de Cristo y para vivir como Cristo. Cada uno de nosotros debe tener su propio Pentecostés, y eso ocurrirá cuando dejemos que el Espíritu Santo nos llene, lo cual puede hacerse ahora mismo.

¿Y después de haber recibido al Señor que sigue?
Tienes que crecer en tu relación con Dios, ¿cómo nos relacionamos con las personas? hablando, conversando:
La Oración es una conversación con Dios, es comunicarse con Dios, nuestro Padre, es compartir con el todas nuestra vivencias, con el Dios Hijo Jesucristo y es gozar del compañerismo del Dios Espíritu Santo Apocalipsis 3:10.
La lectura de la Biblia permitirá que Dios nos hable cada día, que el Espíritu Santo nos guíe y nos enseñe y nos revele todas las cosas que Dios tiene para nosotros, y aumentará nuestra fe.
Pidiendo a Dios perdón cada vez que fallamos. "Si confesamos nuestros pecados, Dios es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad" (1 Juan 1:9).
Compartiendo tu fe con tus familiares y amigos, de acuerdo como Dios te hable a través de su palabra. Jesús dijo: "Vuelve a tu casa y cuenta todo lo que Dios ha hecho por ti" (Lucas 8:39).
Asistiendo regularmente a la iglesia, el compañerismo con los hermanos de la fe nos permitirá crecer mutuamente, ayudarnos mutuamente. "No dejemos de asistir a nuestras reuniones, . . .sino démonos animo unos a otros" (Hebreos 10:25).

Ps. Alfredo Monteza
Psa. Carmen Lozano de Monteza

sesabio@gmail.com

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