martes, 20 de enero de 2009

Dios recompensa nuestra obediencia

Génesis 22: 1-18

¿Porqué a mi Señor? Es la expresión que escuchamos de muchos cristianos que están pasando por dificultades y se preguntan ¿Qué hice mal Señor?, en vez de preguntarle ¿Qué quieres enseñarme Señor?

22:1 “Aconteció después de estas cosas, que probó Dios a Abraham”… todo en mi vida tiene un propósito, nada sucede al azar, todo en nuestra vida está bajo el control del Señor. Dios quiso probar a Abraham.

22:2 “Toma ahora a tu hijo, tu único Isaac, a quien amas, y vete al monte Moriah y ofrécelo allí en holocausto”. No le dijo que sacrificara a Ismael, le dijo que sacrificara a Isaac, para que estuviera seguro de quien se trataba. “A quien amas”, Dios conocía el corazón de Abraham, sabía que se inclinaba por Isaac, el hijo de la promesa.

22:3 “Y Abraham se levantó muy de mañana, enalbardó su asno, y tomó consigo dos siervos suyos, y a Isaac su hijo, cortó leña para el holocausto y se levantó y fue al lugar que Dios le dijo”. Me pregunto ¿Qué le dijo Abraham a Sara? :
- “voy a sacrificar a nuestro hijo”,
- “Dios me ha pedido que sacrifique a nuestro hijo”,

¿Que creen ustedes que Abraham habría hecho? Yo pienso que no le dijo nada a Sara, para no preocuparla. Se levantó muy temprano y preparó todo para el viaje. Antes que Sara se levante y le pregunte que iba a hacer.

Tal vez esa noche no pudo dormir pensando en lo que Dios le dijo. Recordando como Dios le prometió un hijo. Como Dios tuvo que hacer un milagro en su vida y en la vida de Sara quien era estéril y de edad avanzada. Recordó como nació el niño, como creció. Y ahora que se había encariñado con él Dios le dice ¿ofrécemelo en holocausto? Tal vez oró, le rogó a Dios, si ese era su deseo, pero no hubo respuesta.

22:4 “Al tercer día alzó Abraham sus ojos, y vio el lugar de lejos” Tres días con sus noches de completa agonía. Tal vez rogó a Dios, pero los cielos parecían de bronce. Dios no parecía escuchar. No había respuesta. Pero no se desesperó.

22:5 “Esperad aquí con el asno, y yo y el muchacho iremos hasta allí y adoraremos y volveremos a vosotros” Al parecer tampoco compartió con sus siervos. Sus siervos de confianza, quienes lo conocían y habían caminado mucho tiempo con él, pero sabía en quien podía confiar, en el Dios que hace milagros. ¿Dios podría cambiar de parecer?

22:6 “Y tomó Abraham la leña para el holocausto y la puso sobre Isaac su hijo, y él tomó en su mano el fuego y el cuchillo; y fueron ambos juntos”. La puso sobre Isaac, o sea que no era ya un niño sino un jovencito, que podría llevar leña en sus espaldas y caminar. ¿No es este un cuadro de nuestro Señor Jesucristo?, llevando el madero para el sacrificio, y él sería el sacrificado.

22:7 “Padre mío, He aquí el fuego y la leña; mas ¿Dónde está el cordero para el holocausto?” Este jovencito estaba pensando y preguntándose, ¿papá parece que nos olvidamos de algo?, ¿Y el cordero?

22:8 “Dios se proveerá de cordero”. ¿Somos de los que nos preocupamos cuando algo falta, o de los que creemos firmemente que Dios hará un milagro, que Dios proveerá?
Si hay algo que podamos hacer, pues hagámoslo, pero si no lo podemos hacer porqué preocuparnos, ¿no es más sencillo confiar en Dios?

22:9 “edificó allí un altar, y compuso la leña, y ató a su hijo Isaac y lo puso en el altar sobre la leña” Ninguna respuesta en esos tres días, todo en el cielo estaba en silencio, Dios había hecho silencio y Él y sus ángeles estaban atentos a lo que estaba sucediendo en la tierra. El jovencito era también obediente, no replicó, no hizo nada, puso su vida en manos de su padre Abraham, en silencio, ni una voz, ni un reclamo, ni un reproche. Solo el viento y dos personas solas expectantes.

22:10 “Y extendió Abraham su mano y tomó el cuchillo para degollar a su hijo” No había vuelta atrás, habían llegado hasta aquí, era la plena voluntad de Dios aunque incomprensible. Tal vez Abraham pensó como Job: “Jehová dio, Jehová quitó, sea el nombre de Jehová bendito”, o como dice Pablo: “pensando que Dios es poderoso para levantar aún de los muertos” Hebreos 11:19.

22:11 “Entonces el Ángel de Jehová le dio voces desde el cielo, y dijo Abraham, Abraham” Dios había esperado tres días, expectante de lo que sucedía en la tierra, había llegado el momento y era este, que la prueba terminaría.

22:12 “No extiendas tu mano contra el muchacho, ni le hagas nada; porque ya conozco que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste a tu hijo, tu único” La prueba había terminado, con el reconocimiento de parte de Dios a la obediencia a toda prueba de Abraham.

22:13-14 “y he aquí a sus espaldas un carnero trabado en un zarzal por los cuernos” Dios había provisto la salida a la prueba, ¿Cuántos días estaría el carnero allí en el zarzal. “Y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo”. Jehová Yireh, El Dios que provee.

22:15-18 “Y llamó por segunda vez, el ángel de Jehová a Abraham desde el cielo y dijo: Por mi mismo he jurado, dice Jehová, que por cuanto has hecho esto, y no me has rehusado tu hijo, tu único hijo; de cierto te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar, y tu descendencia poseerá la puerta de tus enemigos. En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz”.

Gracias a Dios por la obediencia de nuestro padre Abraham, la bendición de Dios ha llegado hasta nosotros, “en tu simiente serán benditas todas las familias de la tierra”

Ps Alfredo y Carmen de Monteza
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