Daniel 3: 14-23.
¿Qué cualidades desearía Usted encontrar en una persona en quien podría confiar?
Tal vez, que sea honesta, respetuosa, que te de confianza, que te hable con la verdad.
De todas esas cualidades resalta una que la persona en quien confiamos sea veraz. A mi me agrada el saber que nuestro Dios es veraz y por lo tanto podemos confiar en él y en su palabra, “Dios no es hombre para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta El dijo ¿Y no hará? Habló ¿Y no ejecutará?” Números 23:19.
Si la palabra me dice que Dios me ama, Yo lo creo. Si dice que Dios es Padre protector, Yo lo creo. Si dice que Dios me guardará de todo mal, simplemente lo creo.
Esta era la confianza del rey David, por eso pudo expresar: “Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno porque tú estarás conmigo” Salmos 23:4.
¿Adorar a una estatua o morir?
Imagínense en un país extranjero, con sus leyes diferentes al lugar donde nacimos, aplicadas con todo el rigor y fuerza, cualquier negativa a cumplir las leyes se paga con la muerte. ¿Qué hacer en esas circunstancias?
Esta es la situación de estos jóvenes que fueron llevados de Judea a Babilonia, a una tierra lejana y con costumbres contrarias a las establecidas en la Ley de Dios y las que ellos estaban acostumbrados en su lugar de origen.
Allí su fe fue probada con fuego. O adoraban a la imagen que el rey Nabucodonosor había levantado o morían quemados en el horno de fuego.
Nótense el desafío hecho por el rey pagano hacia Dios: ¿Y qué dios será aquel que os libre de mis manos? (3:15).
Nótese la respuesta de estos jóvenes: “No es necesario que te respondamos sobre este asunto. He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo, y de tu mano, oh rey, nos librará. Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado”(3:16-18)
¿Es nuestra fe en Dios lo suficientemente fuerte como para confiar en que Dios nos puede librar, o sino dar nuestros cuerpos en sacrificio con tal de no desobedecer la Palabra de Dios?
Y el aspecto del cuarto es semejante al hijo de los dioses
No estas solo, si tu has entregado tu vida a Cristo nunca estarás solo. Estos tres jóvenes fueron lanzados al horno ardiendo, pero no estaban solos, los espectadores y el rey Nabucodonosor veían que en el horno había cuatro personas que se paseaban libremente en el fuego y no se quemaban, y el cuarto destacaba en su aspecto “era semejante al hijo de los dioses”.
Era el Ángel de Jehová, nuestro Señor Jesucristo antes de su encarnación.
Ahora el rey los llama “Siervos del Dios Altísimo”, el fuego no había tenido poder alguno sobre sus cuerpos, ni aun sus cabellos se habían quemado, sus ropas estaban intactas y ni siquiera olor a quemado tenían.
El Dios que nos guarda
Salmos 66:12 “Pasamos por el fuego y por el agua y nos sacaste a abundancia”
Isaías 43:1, 2 “No temas porque yo te redimí, te puse nombre. Mío eres tú. Cuando pases por el fuego no te quemarás, ni la llama arderá en ti”
Zacarías 2:5 Yo seré para ella, dice Jehová, muro de fuego en derredor, y oara gloria estaré en medio de ella”.
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